Enero del dos mil nueve.
Hay algo en verte tirada al
Sol que me pone a pensar en cosas.
Tu estómago sube y baja
Al compás de tus oídos y tus pies apuntan
A un cielo de nubes vacío.
Viendo hacia adentro de ti
Es cuando presumes de una mirada profunda.
Deja atrás la vacilación
Cotidiana que tienen tus ojos
Como si te concentraras
En tomarle el ritmo a ese
Huracán violento que
Vuela en tu cielo
De entrañas.
Yo no sé qué es lo que
Vive tan dentro de ti y nunca
Lo sabré.
Porque una mujer nunca olvida y
Yo a veces me olvido de todo.
Porque viven tantas personas todas tan dentro de ti
Que no conozco y nunca conoceré.
Hay algo en el fondo de ti que no sé
Si es misterio o es agua.
Porque floto y me pierdo sabiendo y subiendo
Por la única salida que es tu boca
Y que tendré que esperar a que abra.
Mi instinto explorador me da
Señales de peligro.
Pero mi espíritu de hombre
Se arriesga aunque ya ha
Perdido varias veces.
Y es que hay algo en el verte
Tirada ante el sol que
Me pone a pensar en cosas.
Hay algo en el verte viva
Aunque muerta que me asusta
Y me pierde.
Hay algo en el ver tu
Estómago subir y bajar que
Me sabe a un mar controlado y bien salado
Por los cambiantes humores de la luna.
Y es que hay algo en mí que hay en ti,
Perdido en ese subir y bajar que me hace
Pensar que se han acomodado las cosas tanto como
Un gato olvidado en la cornisa.
Y si tal vez entro por tus dedos
De tus pies tendidos
Y subo en silencio por adentro de tus piernas.
Y nado y choco contra los lunares
De tu pecho hasta,
Al fin,
Llegar a tu cabeza.
Pero es que me asusta encontrar algo
Ahí.
Tan sólo una moneda que
No reconozca.
Y que viviendo en ese infierno,
Me de cuenta de que tu boca sigue cerrada como ahora,
Y nunca encuentre la salida.
Agustín Vélez.
Enero del dos mil nueve.
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