sábado, 26 de diciembre de 2009

Enero del dos mil nueve.

Enero del dos mil nueve.

Hay algo en verte tirada al

Sol que me pone a pensar en cosas.


Tu estómago sube y baja

Al compás de tus oídos y tus pies apuntan

A un cielo de nubes vacío.


Viendo hacia adentro de ti

Es cuando presumes de una mirada profunda.


Deja atrás la vacilación

Cotidiana que tienen tus ojos

Como si te concentraras

En tomarle el ritmo a ese

Huracán violento que

Vuela en tu cielo

De entrañas.


Yo no sé qué es lo que

Vive tan dentro de ti y nunca

Lo sabré.


Porque una mujer nunca olvida y

Yo a veces me olvido de todo.


Porque viven tantas personas todas tan dentro de ti

Que no conozco y nunca conoceré.


Hay algo en el fondo de ti que no sé

Si es misterio o es agua.

Porque floto y me pierdo sabiendo y subiendo

Por la única salida que es tu boca

Y que tendré que esperar a que abra.


Mi instinto explorador me da

Señales de peligro.


Pero mi espíritu de hombre

Se arriesga aunque ya ha

Perdido varias veces.


Y es que hay algo en el verte

Tirada ante el sol que

Me pone a pensar en cosas.


Hay algo en el verte viva

Aunque muerta que me asusta

Y me pierde.


Hay algo en el ver tu

Estómago subir y bajar que

Me sabe a un mar controlado y bien salado

Por los cambiantes humores de la luna.


Y es que hay algo en mí que hay en ti,

Perdido en ese subir y bajar que me hace

Pensar que se han acomodado las cosas tanto como

Un gato olvidado en la cornisa.


Y si tal vez entro por tus dedos

De tus pies tendidos

Y subo en silencio por adentro de tus piernas.

Y nado y choco contra los lunares

De tu pecho hasta,

Al fin,

Llegar a tu cabeza.


Pero es que me asusta encontrar algo

Ahí.

Tan sólo una moneda que

No reconozca.


Y que viviendo en ese infierno,

Me de cuenta de que tu boca sigue cerrada como ahora,


Y nunca encuentre la salida.

Agustín Vélez.

Enero del dos mil nueve.

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