sábado, 29 de agosto de 2009

agustín se siente escritor.

Llueve afuera y yo pienso.

 

Llueve afuera y yo pienso y escribo como es que pienso que debo hacerlo.

 

Llueve afuera y me llueve por dentro.

 

Pienso mientras llueve en que

 

Me hago viejo, como todos.

 

Llueve afuera y mientras pienso

 

Que me duele crecer

 

Como a todos.

 

¿no es así desde un inicio?

 

Nos duele crecer desde que nacemos,

 

Y nos duelen los dientes que nos salen,

 

Los brazos que se nos hacen largos

 

Y el pelo que nos sale en el cuerpo.

 

Duele cuando cogemos por primera vez,

 

Sean los huevos, el pito, la vagina o el corazón.

 

Duele y llueve y pienso que la vida

 

No es sino dolor.

 

Y que el secreto

 

Mientras llueve tan fuerte y tan tranquilo

 

Allá afuera que

 

El secreto de la vida

 

Es disfrazar de la mejor manera este dolor.

 

Ya sea de payaso

 

De mago

 

De escritor

 

De actor

 

De abogado

 

De doctor;

 

Esta obra

 

Donde todos gritan

 

Cuando deberían de hablar.

 

Y si es una farsa o una comedia o un buen drama

 

A mí no me preocupa.

 

Allá afuera llueve y llueve adentro

 

Y yo me hago viejo.

 

Y camino por esta vida haciéndome preguntas,

 

Sintiendo demasiado esta vida y esta lluvia que

 

No ha dejado de caer desde hace siglos.

 

Y la verdad, queridos amigos es que encuentro

 

En el sonido y la sensación de las letras que se juntan,

 

Así como en el alcohol en cualquiera de sus formas

 

Y el cigarro

 

Y las mujeres, ay las mujeres,

 

Los únicos placeres que me permiten disfrazar esta vida

 

Con los mejores disfraces que he encontrado

 

Y que me dan permiso de dar pie tras pie.

 

Mientras afuera llueve y yo siento.

 

Y me disfrazo de escritor esta noche

 

Así como me disfrazo de publicista entre semana

 

Y me disfrazo de novio, de amigo, de amante de mi mujer

 

Que se disfraza cada día y conmigo no es sino

 

Un disfraz de mujer que juega a ser mi novia

 

Así como juega con muchos otros a ser su amiga

 

Disfrazada de algo más que una amiga,

 

Vendiéndoles la promesa así como algún día me la vendió a mí.

 

Y si de disfraces hablamos,

 

Hablemos y digamos que somos sólo disfraces

 

Con pies y con manos

 

Que cuando nos desnudan

 

Somos sólo corazón.

 

Y no nos gusta.

 

De ahí que crecimos con dolor.

 

Ahí es donde esto hace sentido.

 

 

 

Creo.

 

Creo en la lluvia que cae

 

Y que no existe un Dios

 

O que sí existe pero

 

Da igual.

 

 

 

Llueve fuerte afuera y yo siento

 

Pero siento que la lluvia por más fuerte que sea

 

No deja de ser agua que cae sobre ciudades que nunca existieron.

 

Llueve fuerte y ahora no siento

 

Otra cosa mas que compasión por mí mismo

 

Y pasión contenida por la vida que llueve a cántaros allá afuera.

 

Verborrea de lluvia

 

Y lluvia que cae como verbos sin ningún sentido

 

Sobre un poema que no va a ningún lado

 

Porque no quiere hacerlo.

 

Porque no tiene por qué hacerlo.

 

 

La lluvia cae y sigue cayendo

 

Y yo espero encontrar en esas palabras alguna

 

Hermosura escondida entre esas palabras.

 

Y existe no sólo en esas palabras

 

Sino en el hecho de llover.

 

Llueve y yo escucho guitarras y voces de hombres dolidos por ella

 

Cantar y tocar y desear.

 

 

 

Todas mis mentiras son siempre deseos,

 

Dice el vocalista de Wilco.

 

 

Que llueva y que llueva más

 

Y que este poema nunca encuentre un final con punch.

 

Que se mantenga eterno

 

Y pase por generaciones

 

Sin leerlo.

 

Escondido en el fondo de un corazón mecánico

 

Que no se sabe si sobrevivirá al dos mil doce

 

O al Alzheimer

 

Del planeta y su gente.

 

 

 

Esto no se acaba hasta que se acaba

 

O el último minuto también tiene sesenta segundos,

 

Dicen los comentaristas de fútbol.

 

Pero el último minuto de la tierra lleva doscientos años

 

Y todos estamos a la espera de que se acabe.

 

O es eso

 

O el mundo vive la peor esquizofrenia de su vida

 

Y vive cada minuto como el último.

 

 

¿No es eso la inmediatez en la que vivimos?

 

Ya no se puede esperar más de un minuto

 

Por conocer la respuesta que tiene la humanidad por nuestras preguntas.

 

Y, perdón por escribir palabras como “facebook” o “twitter” en algo que pretende ser  poético,

 

Pero, ¿no es esa la cualidad de estas “aplicaciones”?

Te responde rápido.

 

Te hacen sentir menos solo.

 

Hacen de un imbécil un genio.

 

Por dos segundos.

 

Hasta que otro te gana el lugar y así sucesivamente.

 

 

Llueve afuera y sigue lloviendo. Y yo narro las cosas más sencillas que se han narrado desde que nació esta cosa azul llamada planeta.

 

En prosa o en poesía o en lo que sea esto.

 

Hago lo mismo que hicieron personajes que vivieron hace tres mil años

 

Y está bien.

 

¿Qué no es la belleza del mundo la repetición?

 

Llueve hoy como llovió hace un año y hace tres o mil y la gente se sigue maravillando.

 

 

 

Somos seres electrónicos ahora pero el principio sigue siendo el mismo.

 

 

Transmitir lo que sea por el medio que mejor conocemos:

 

El cerebro.

 

Y ese hijo de puta,

 

Ese complicado sistema sigue rigiendo nuestras vidas.

 

Y en su lucha eterna contra el corazón nadie gana.

 

Es un empate eterno,

 

Un partido de fútbol entre San Luis y Puebla que acaba cero a cero.

 

 

Nadie va a ganar jamás

 

 

Ni tú ni yo.

 

Ni ellos ni aquéllos porque así es esto.

 

 

Y mientras tú duermes o te acuestas con cualquier promesa

 

Acá sigue lloviendo.

 

Y tú y yo y todos

 

Seguimos lloviendo por adentro

 

Esperando que salga ese sol que se esconde pronto y

 

Cuando no,

 

Lastima.

 

 

 

Y lástima que me guste escribir tanto y

 

Siga escribiendo un poema que nunca va a terminar.

 

Porque a pesar de que me haga viejo

 

Y me duelan los huevos

 

Y sepa que pronto otra enfermedad terminará conmigo

 

Porque así es la vida o la muerte o las dos cosas combinadas,

 

Porque a pesar de todo eso y todo o nada

 

Seguirá lloviendo y una vez que hayas leído

 

El final punchy de este poema

 

La vida seguirá

 

Y tú seguirás siendo el mismo

 

O la misma

 

Y los días te pasarán por encima

 

Y ese deseo de ser joven por siempre se morirá

 

Al lado de ollas y sartenes

 

Y sillones cómodos para ver películas

 

Y morir.

 

 

Y se acabará.

 

Y la lluvia seguirá cayendo como ahora.

 

Afuera y por dentro.

 

Plap, plap, plap.

 

Más fuerte o más quedo.

 

Y este poema jamás se acabará.

 

Hablará lánguido o fuerte dependiendo de tu vida,

 

Y los engaños de tu novia seguirán

 

O tu trabajo mierda no te dará millones

 

O tus papás siempre estarán locos.

 

 

 

Y así es.

 

 

Una a una las gotas caerán y llueve afuera y yo pienso.

 

Pienso que la lluvia afuera

 

Y que las gotas una a una

 

Y que la vida

 

Y que la muerte

 

Y que el amor

 

Y que lo que tú quieras

 

Caerá.

 

Siempre caerá.

 

Hasta chocar y acabarse.

 

 

Contra el piso de la banqueta que mañana estará fría y gris y

 

Alguien pisará diciendo:

 

“Qué lluvia cayó ayer”.

 

Y así es.

 

Como la semilla que sueña con ser flor

 

Y que

 

 

 

Agustín Vélez.

Dos mil nueve.

 

 

 

 

 

 

 

 

4 comentarios:

  1. Te tardaste en hacerlo pero valió la pena. A ver cómo haces para superar esto. Aplausos. Y lluvia.

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  2. "Llueve afuera y me llueve por dentro."

    Me quedo con esa. Seguro por mucho tiempo.
    Espero novedades!
    Beso.
    Tammy

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  3. Llegué al fin a tu pequeño puerto, calmo compañero Agustin.
    Entre la evaporación y la calma ocilación, no sé si te conocí.
    Pero tal que ajeno-anónimo de tí como tú, te dejo aquí una moneda mordida de mí como yo por tus letras.

    Celebro tu muelle nuevo.

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  4. A mí no me engañas: este es sólo el principio del verdadero poema.
    Y cuando termine, ahora sí, la muerte, que los mirones son de palo.

    No sé si Agustín se siente escritor, mercenario o equilibrista, pero sé que Agustín escribe. Eso basta. Tengo varios años esperando este momento y, para como está orita el pinche clima, yo creo que Agustín escribe tan en serio que hasta el cielo aplaude.

    "plap plap clap..."

    No es de extrañarse que le duelan a usted los huevos
    después de tremendo aguacero.

    Lo quiero, entrañable equilibrista.

    Deje usted de escribir
    Y después, la muerte.

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