Llueve afuera y yo pienso.
Llueve afuera y yo pienso y escribo como es que pienso que debo hacerlo.
Llueve afuera y me llueve por dentro.
Pienso mientras llueve en que
Me hago viejo, como todos.
Llueve afuera y mientras pienso
Que me duele crecer
Como a todos.
¿no es así desde un inicio?
Nos duele crecer desde que nacemos,
Y nos duelen los dientes que nos salen,
Los brazos que se nos hacen largos
Y el pelo que nos sale en el cuerpo.
Duele cuando cogemos por primera vez,
Sean los huevos, el pito, la vagina o el corazón.
Duele y llueve y pienso que la vida
No es sino dolor.
Y que el secreto
Mientras llueve tan fuerte y tan tranquilo
Allá afuera que
El secreto de la vida
Es disfrazar de la mejor manera este dolor.
Ya sea de payaso
De mago
De escritor
De actor
De abogado
De doctor;
Esta obra
Donde todos gritan
Cuando deberían de hablar.
Y si es una farsa o una comedia o un buen drama
A mí no me preocupa.
Allá afuera llueve y llueve adentro
Y yo me hago viejo.
Y camino por esta vida haciéndome preguntas,
Sintiendo demasiado esta vida y esta lluvia que
No ha dejado de caer desde hace siglos.
Y la verdad, queridos amigos es que encuentro
En el sonido y la sensación de las letras que se juntan,
Así como en el alcohol en cualquiera de sus formas
Y el cigarro
Y las mujeres, ay las mujeres,
Los únicos placeres que me permiten disfrazar esta vida
Con los mejores disfraces que he encontrado
Y que me dan permiso de dar pie tras pie.
Mientras afuera llueve y yo siento.
Y me disfrazo de escritor esta noche
Así como me disfrazo de publicista entre semana
Y me disfrazo de novio, de amigo, de amante de mi mujer
Que se disfraza cada día y conmigo no es sino
Un disfraz de mujer que juega a ser mi novia
Así como juega con muchos otros a ser su amiga
Disfrazada de algo más que una amiga,
Vendiéndoles la promesa así como algún día me la vendió a mí.
Y si de disfraces hablamos,
Hablemos y digamos que somos sólo disfraces
Con pies y con manos
Que cuando nos desnudan
Somos sólo corazón.
Y no nos gusta.
De ahí que crecimos con dolor.
Ahí es donde esto hace sentido.
Creo.
Creo en la lluvia que cae
Y que no existe un Dios
O que sí existe pero
Da igual.
Llueve fuerte afuera y yo siento
Pero siento que la lluvia por más fuerte que sea
No deja de ser agua que cae sobre ciudades que nunca existieron.
Llueve fuerte y ahora no siento
Otra cosa mas que compasión por mí mismo
Y pasión contenida por la vida que llueve a cántaros allá afuera.
Verborrea de lluvia
Y lluvia que cae como verbos sin ningún sentido
Sobre un poema que no va a ningún lado
Porque no quiere hacerlo.
Porque no tiene por qué hacerlo.
La lluvia cae y sigue cayendo
Y yo espero encontrar en esas palabras alguna
Hermosura escondida entre esas palabras.
Y existe no sólo en esas palabras
Sino en el hecho de llover.
Llueve y yo escucho guitarras y voces de hombres dolidos por ella
Cantar y tocar y desear.
Todas mis mentiras son siempre deseos,
Dice el vocalista de Wilco.
Que llueva y que llueva más
Y que este poema nunca encuentre un final con punch.
Que se mantenga eterno
Y pase por generaciones
Sin leerlo.
Escondido en el fondo de un corazón mecánico
Que no se sabe si sobrevivirá al dos mil doce
O al Alzheimer
Del planeta y su gente.
Esto no se acaba hasta que se acaba
O el último minuto también tiene sesenta segundos,
Dicen los comentaristas de fútbol.
Pero el último minuto de la tierra lleva doscientos años
Y todos estamos a la espera de que se acabe.
O es eso
O el mundo vive la peor esquizofrenia de su vida
Y vive cada minuto como el último.
¿No es eso la inmediatez en la que vivimos?
Ya no se puede esperar más de un minuto
Por conocer la respuesta que tiene la humanidad por nuestras preguntas.
Y, perdón por escribir palabras como “facebook” o “twitter” en algo que pretende ser poético,
Pero, ¿no es esa la cualidad de estas “aplicaciones”?
Te responde rápido.
Te hacen sentir menos solo.
Hacen de un imbécil un genio.
Por dos segundos.
Hasta que otro te gana el lugar y así sucesivamente.
Llueve afuera y sigue lloviendo. Y yo narro las cosas más sencillas que se han narrado desde que nació esta cosa azul llamada planeta.
En prosa o en poesía o en lo que sea esto.
Hago lo mismo que hicieron personajes que vivieron hace tres mil años
Y está bien.
¿Qué no es la belleza del mundo la repetición?
Llueve hoy como llovió hace un año y hace tres o mil y la gente se sigue maravillando.
Somos seres electrónicos ahora pero el principio sigue siendo el mismo.
Transmitir lo que sea por el medio que mejor conocemos:
El cerebro.
Y ese hijo de puta,
Ese complicado sistema sigue rigiendo nuestras vidas.
Y en su lucha eterna contra el corazón nadie gana.
Es un empate eterno,
Un partido de fútbol entre San Luis y Puebla que acaba cero a cero.
Nadie va a ganar jamás
Ni tú ni yo.
Ni ellos ni aquéllos porque así es esto.
Y mientras tú duermes o te acuestas con cualquier promesa
Acá sigue lloviendo.
Y tú y yo y todos
Seguimos lloviendo por adentro
Esperando que salga ese sol que se esconde pronto y
Cuando no,
Lastima.
Y lástima que me guste escribir tanto y
Siga escribiendo un poema que nunca va a terminar.
Porque a pesar de que me haga viejo
Y me duelan los huevos
Y sepa que pronto otra enfermedad terminará conmigo
Porque así es la vida o la muerte o las dos cosas combinadas,
Porque a pesar de todo eso y todo o nada
Seguirá lloviendo y una vez que hayas leído
El final punchy de este poema
La vida seguirá
Y tú seguirás siendo el mismo
O la misma
Y los días te pasarán por encima
Y ese deseo de ser joven por siempre se morirá
Al lado de ollas y sartenes
Y sillones cómodos para ver películas
Y morir.
Y se acabará.
Y la lluvia seguirá cayendo como ahora.
Afuera y por dentro.
Plap, plap, plap.
Más fuerte o más quedo.
Y este poema jamás se acabará.
Hablará lánguido o fuerte dependiendo de tu vida,
Y los engaños de tu novia seguirán
O tu trabajo mierda no te dará millones
O tus papás siempre estarán locos.
Y así es.
Una a una las gotas caerán y llueve afuera y yo pienso.
Pienso que la lluvia afuera
Y que las gotas una a una
Y que la vida
Y que la muerte
Y que el amor
Y que lo que tú quieras
Caerá.
Siempre caerá.
Hasta chocar y acabarse.
Contra el piso de la banqueta que mañana estará fría y gris y
Alguien pisará diciendo:
“Qué lluvia cayó ayer”.
Y así es.
Como la semilla que sueña con ser flor
Y que
Agustín Vélez.
Dos mil nueve.